miércoles, 5 de mayo de 2010

3. Reconstrucción de Alemania

El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo consecuencias nefastas para los países involucrados en el conflicto, pero la gran víctima del enfrentamiento entre las Fuerzas del Eje y los Aliados fue, sin duda alguna, Alemania. En mayo de 1945, tras la derrota del nazismo y el suicidio de Hitler, la espantosa guerra había terminado dejando al territorio alemán completamente devastado, a merced de las decisiones que tomaran los vencedores. El destino de la nación germana estaba en manos de Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y Francia, cuyos representantes se reunieron para determinar qué sucedería con una Alemania en ruinas, desprestigiada ante los ojos del mundo y debilitada a nivel material, económico y social.

El Plan Marshall contribuyó a la reconstrucción de Alemania. Si bien los alemanes perdieron la guerra, sus adelantos en tecnología punta en cadenas de industrias, fabricación de componentes para cohetes, misiles y diversos tipos de armas ayudaron a los Aliados del Oeste y sirvieron para el llamado «milagro alemán».

Se comenzó entonces con la tarea de reconstruir y estabilizar el país: se necesitaban 3,9 millones de vivienda, se tenía que cuidar de las víctimas de guerra, se debía crear y asegurar una base económica para 2 millones de refugiados de la zona soviética, 600 mil niños vivían en establecimientos públicos y otros 500 mil debían de ser atendidos con fondos del Estado, las industrias no tenían capital para llevar adelante la restauración necesaria ni para acumular reservas para los períodos de recesión económica, entre muchas otras cosas.

El 20 de junio de 1948 se implantó una nueva moneda más estable, el Marco alemán (DM, Deutsche Mark), que reemplazó al Reichsmark. Además, el duro trabajo de la población y las labores suplementarias cumplidas por miles de gastarbeiter ("trabajadores invitados"), provenientes de Polonia y de Alemania Oriental, constituyeron una base vital para el saneamiento de la economía germana. También la abolición de controles estatales sobre la economía implantados por el régimen anterior influyó de manera significativa en el avance económico. Alemania no sólo logró recuperarse de los daños ocasionados, sino que en muchos ámbitos se pudo avanzar extraordinariamente, superando incluso a otros países.

Sin embargo, el hecho de que el territorio alemán fuera dividido en dos repúblicas de políticas opuestas imposibilitó la tarea de la recuperación total del país, pues mientras la parte occidental se desarrollaba a pasos agigantados, la Alemania del este se encontraba estancada en una gran crisis financiera. No sería hasta 1990, con la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificación del país, que comenzaría la verdadera restauración de la nación alemana, la cual se recuperó a paso acelerado en el ámbito económico, político y social hasta llegar a convertirse en una potencia mundial unida, fuerte y pacífica.

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